A pesar de nuestra escasez de medios, hemos intentado limpiar los tramos de vías que consideramos que estaban más amenazados por la proximidad a la urbanización y que por este motivo corrían mayor peligro de incendio. Como es lógico, antes de cualquier acción sobre las vías pecuarias, solicitamos al organismo responsable, en aquel entonces la Consejería de Medio Ambiente, el permiso correspondiente.
Concretamente nuestras actuaciones se han centrado en:
El Cordel de la Nava, con recuperación de un gran volumen de basura y unas jornadas de poda controlada en la masa forestal que se conserva.
El Cordel del Robledal, que es el tramo que transcurre atravesando la urbanización de Sureste a Noroeste.
Estas limpiezas se realizaron de forma que se conservara la mayor parte de la vegetación, favoreciendo la creación de un monte bajo, característico de esta zona y así evitar el riesgo de incendios.
La realización de aclareos de estas masas y la elección de pocos pies por metro cuadrado, conlleva una transformación de la masa vegetal, desde monte bajo a una formación tipo dehesa, la que si bien es mucho más útil desde el punto de vista productivo, no lo resulta desde el punto de la estabilidad y perdurabilidad de las especies.
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