También vimos como esas replantaciones no fueron nada cuidadosas y como quedaban los olivos en su nuevo asentamiento con montones de tierra a su alrededor, sin cubrir las raíces de los árboles dejando muchas de ellas al aire y plantados de cualquier manera.
Hemos de recordar, que a pesar de haber tenido una primavera muy buena en cuanto a lluvias, cosa que ha permitido que estos pobres olivos abandonados a su suerte, tuvieran esa agua del cielo tan benévola que les ha ayudado asentarse en su nuevo lugar y esperemos que gracias a la ayuda de la propia climatología y a su propia especie, dura y generosa por naturaleza, sean capaces de sobrevivir en su nuevo emplazamiento.
Aun así, vemos con cierta pena algunos en un lamentable estado que, aún con toda la ayuda recibida ajena a la mano del hombre, haya resultado insuficiente para que puedan sobrevivir.
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