Los síntomas más evidentes de la enfermedad son, hojas puntisecas, amarilleo y atabacado de las hojas y/o defoliación temprana, ramas y ramillas muertas, etc.
Se considera que la influencia de las cambiantes condiciones climatologías actuales actúan de forma especial en el desarrollo de este proceso, en particular en lo que se refiere a la frecuencia, distribución y abundancia de precipitaciones y los extremos térmicos juegan un papel predominante.
Ante ello la única herramienta que se considera eficaz a medio plazo es el desarrollo de una selvicultura (labores sobre los árboles) que minimice el impacto de este proceso y refuerce la capacidad del medio de especies que tradicionalmente se han considerado poco exigentes. La recomendación más extendida es la creación de nuevas masas y la sustitución progresiva de árboles decrépitos por pies jóvenes procedentes de semilla.
Como hemos comentado, no se trata de una enfermedad clara y con un solo síntoma, ni tampoco se tiene certeza de los procesos que desencadenan la enfermedad, pero un gran número de investigadores destacan el estrés hídrico ocasionado por las sequías prolongadas o por el cambio climático y la incidencia de determinados organismos (Phythopthora cinnamomi, Brenneria quercina, etc)
Son muchas las hipótesis planteadas sobre su origen, pero ninguna de ellas la justifica plenamente al no aparecer en todos los casos. Con la aportación de todas las investigaciones al respecto se ha avanzado en el conocimiento de la enfermedad, diferenciando los distintos tipos de seca según el agente causal y sintomatología asociada; así, se han caracterizado la muerte natural, la ocasionada por una selvicultura deficiente y la provocada por sequía y otros procesos climáticos desfavorables. Además se ha progresado en el conocimiento de los procesos de muerte súbita y decaimiento progresivo causados por las Secas fisiológica y parasitaria.
* Desbrozar la zona alrededor del árbol, mediante métodos manuales, o con desbrozadoras mecánicas, no utilizar aperos agrícolas, sobre todo en zonas de pendiente, con el objeto de evitar daños en las raíces.
* Evitar el impacto de la desbrozadora en el tronco, para evitar lesiones y heridas.
* Podar a savia parada, durante el invierno y con temperatura inferior a 6º C.
* Reducir menos de un tercio de la copa en cada poda.
* Eliminar ramas secas, enfermas, dominadas o defectuosas y los chupones verticales, teniendo cuidado de garantizar la cubierta en el interior del árbol.
* Abrir la copa, manteniendo la verticalidad, por lo menos 45º sobre la horizontal y abrir las ramillas finales, que son las principales productoras de bellotas.
* En caso de árboles secos, cortar y eliminar la madera cuanto antes. En caso de querer eliminar el tocón, realizarlo en una época seca para evitar la propagación de hongos y eliminar el tocón mediante quema.
Como los agentes causantes de la enfermedad son diversos el tratamiento directo mediante productos fitosanitarios es difícil.
Entre ellos se pude recomendar la utilización de productos bioinsecticidas cuyo representante es Bacillus thiringiensis var. Kurstaki, tratamiento que se debe realizar una vez que hayan eclosionado un alto porcentaje de las puestas y siempre durante los primeros estadios de desarrollo, con el fin de que las pequeñas orugas ingieran la toxina antes que se degrade.
Esta información solo puede pretender llamar la atención sobre el estado sanitario de nuestros bosques y por desgracia las soluciones no son fáciles de aplicar y en muchos casos ni efectivas.
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